sábado, 14 de noviembre de 2009

El peletero/Conversaciones con "El Gordo" (21)


23 Marzo 2009

21. La ciudad y el paisaje.

¿Y esos no lugares?

Áreas comerciales, aeropuertos, túneles del metro subterráneo, gasolineras, estaciones de tren y autobuses, circuitos de carreras de automóviles, motocicletas o caballos, estadios o canchas de cualquier deporte y los maravillosos y apacibles campos de golf.

Las playas, los solárium, las cabinas de UVA, las salas de los gimnasios, las habitaciones de los burdeles, los supermercados, las áreas de descanso de las autopistas, las saunas y los lavabos públicos.

Las cabinas de teléfono, los aparcamientos de automóviles, los recintos feriales, las cárceles, los laboratorios espaciales, Las Vegas, las azoteas de los rascacielos, los basureros y el salón del televisor.

Y ahora también las sorprendentes playas tropicales en espacios cerrados y lejanos de los trópicos donde imitan el oleaje del mar, las pistas de esquí en pleno verano y esos horrendos zoológicos, secuelas inevitables de los exitosos acuarios y peceras domésticas. Y los parques de atracciones donde reproducen “hábitats” históricos en el peor mal gusto que se pueda imaginar. Yo creo, y ya sabes que lo digo por una cuestión personal, por mi condición peletera, que los peores son esos zoológicos que se construyen con el argumento perfecto, la salvaguarda del patrimonio genético del planeta. Frente a ello no hay réplica posible fuera de la que se puede hacer desde la lejanía temporal y mental, esa sensibilidad distinta que conlleva una moral diferente y un umbral del dolor de otra clase, una piedad que no tiene nada que ver con esa solidaridad de escuela de primaria y de Instituto impartida por un profesorado frustrado y deseoso de una jubilación anticipada a los 55 años y por la que estarán dispuestos a mentir más que lo que ya mintieron en su momento para evitar hacer el servicio militar.

Residencias, hospitales, tanatorios, hoteles, moteles. Lugares de paso que no son caminos y que no son tampoco exactamente genuinos al querer disimular su condición en otra cosa.

Incluso las cuevas y las grutas, o al menos algunas. Esas que dicen que son las “capillas sixtinas” del arte rupestre ya deben permanecer cerradas a las visitas por culpa de la contaminación química de la propia apertura. En su lugar se muestran ahora al turista unas sustitutas que simulan perfectamente a las reales. Incluso parece que también la misma gruta de la Virgen de Lourdes ha sido beneficiaria de una mejora. En ella, según nos contaba el otro día un amigo tuyo, hay estalactitas y estalagmitas traídas de otras cuevas y pegadas con cemento para tratar de darle así una fisonomía más adecuada y más “verdadera”

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